El 26 de agosto de 1818 un grupo de residentes de San Antonio De La Tuna se trasladó al barrio La Isabela y allí, junto a los vecinos del lugar, plantaron una cruz para la Iglesia.  De esa forma se sentaron las bases para el nuevo pueblo de Isabela.  Luego, a través de fondos recolectados, se compraron los terrenos para la Plaza Pública con un perímetro de 6,400 varas cuadradas.  El terreno que se compró se dividió en cuatro rectángulos con un amplio pasillo en forma de cruz.  La primera plaza representó los sueños y aspiraciones de un pueblo que nacía.  A este lugar espacioso y abierto, cubierto de plantas y árboles, se le dio el nombre de Plaza Pública y Civil.  El 20 de mayo de 1819 se reconoció oficialmente el pueblo de Isabela y sus colindancias.

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